El globo ocular para cumplir su función precisa mantener una forma o tono. Esto se conoce con el nombre de Presión intraocular o (PIO). Es el humor acuoso el encargado de regular a PIO en función a la cantidad de líquido de se produce o se elimina dentro del ojo. 

Los científicos han diseñado métodos para estimar cual es la PIO  fisiológica o normal, que se mide en milímetros de mercurio (mmHg). Se considera fisiológico o normal que la PIO oscile entre 11 y 22 mmHg.

Existen diferentes dispositivos para medir la PIO conocidos con el nombre de "TONOMETROS".

El dispositivo más utilizado es la tonometría de Goldman, que es una prueba que precisa la instilación de unas gotas de anestesia dado que requiere del contacto sobre la cornea. Dicha exploración debe ser realizada exclusivamente por un oftalmólogo. Estos dispositivos han evolucionado con los años hasta el desarrollo de sistemas menos invasivos e inocuos para el ojo.

Existen otro tipo de tonómetros que no requieren de un contacto estrecho con el ojo y utilizan aire, los cuales se desaconsejan utilizar durante la pandemia de COVID-19 dado que pueden liberar aerosoles.

Recientemente los tonómetros de rebote (lanzan un minúsculo proyectil) que permiten testar de forma rápida a un gran número de pacientes sin necesidad de instilar colirios.

Desde hace unos años se han desarrollado dispositivos portátiles basados en la tonometría de rebote que permiten a los pacientes realizar un "auto-chequeo" de la PIO desde su domicilio. Incluso es posible enviar estos datos a tiempo real de forma que su oftalmólogo tenga acceso a sus valores de PIO.

Estos avances en el monitoréo de los factores de riesgo ya están ampliamente extendidos en enfermedades como la Hipertensión arterial o la Diabetes. Siendo el glaucoma también una enfermedad crónica incurable, el control estricto de la PIO  supone una mejora sustancial en la evolución de la enfermedad.